sábado, 2 de enero de 2010

EL ARTE DE AMAR (Erich Fromm)

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LA ESENCIA DEL HOMBRE Y SU NECESIDAD DE COMUNICACION


El hombre está dotado de razón, es vida consciente de sí misma; tiene conciencia de sí mismo, de sus semejantes, de su pasado y de las posibilidades de su futuro.

Esa conciencia de sí mismo como una entidad separada, la conciencia de su breve lapso de vida, del hecho de que nace sin que intervenga su vo­luntad y ha de morir contra su voluntad, de que morirá antes que los que ama, o éstos antes que él, la conciencia de su sole­dad y su «separatidad» *, de su desvalidez frente a las fuerzas de la naturaleza y de la sociedad, todo ello hace de su existen­cia separada y desunida una insoportable prisión. Se volvería loco si no pudiera liberarse de su prisión y extender la mano para unirse en una u otra forma con los demás hombres, con el mundo exterior.


Portada del libro El arte de Amar, de Erich Fromm
Portada del libro El arte de Amar, de Erich Fromm



EL AMOR COMO SOLUCION AL PROBLEMA DEL HOMBRE

Esta mano extendida a su exterior, a sus semejantes, es el amor. El amor es lo que permite al hombre comunicarse, lograr la unión interpersonal, la fusión con otra persona. Ese deseo de fusión interpersonal es el impulso más pode­roso que existe en el hombre. Constituye su pasión más funda­mental, el motor más poderoso de su voluntad, la fuerza que sostiene a la raza humana y a la sociedad.

Pero el amor auténtico sólo es posible cuando dos personas se comunican entre sí desde el centro de sus existencias, desde la propia esencia humana. Sólo allí hay vida, sólo allí está la base del amor. Experimentado en esa forma, el amor, como la propia vida, es un desafío constante; no un lugar de reposo, sino un moverse, crecer, trabajar juntos.


EL AMOR COMO PODER ACTIVO DEL HOMBRE


Pero esta únion con la persona amada nunca puede ser a cualquier precio, no puede ser renunciando a la propia esencia del hombre. El amor maduro sig­nifica unión a condición de preservar la propia integridad, la propia individualidad, la propia libertad. El amor es un poder activo en el hom­bre; un poder que atraviesa las barreras que separan al hombre de sus semejantes y lo une a los demás. El amor es una actividad, no un afecto pasivo porque amar es fundamentalmente dar, no recibir.


En el acto mismo de dar me siento vivo, experimento mi fuerza, mi riqueza, mi poder. Tal experiencia de vitalidad y potencia exaltadas me revitaliza. Me experimento a mí mismo plenamente vivo.



Porque doy una parte de mí, doy mi voluntad, mi capacidad de hacer feliz, mi capacidad de amar. Doy de mi mismo, de lo más precioso que tengo, de mi propia vida. Doy lo que está vivo en mi -mi alegría, mi interés, mi com­prensión, mi conocimiento, mi humor, mi tristeza-, doy de todas las expresiones y manifestaciones de lo que está vivo mi. Al dar así de su vida, el ser humano enriquece a la otra persona, realza el sentimiento de vida de la otra al exaltar el suyo propio.



Y, en el acto de dar, algo vivo nace en el interior pues siento agradecimiento hacía la otra persona por permitirme realizarme a mi mismo, por permitir sentirme vivo, por aumentar la vida que hay en mí y descubrir la belleza de la generosidad.

Amar solo es posible desde la madurez. Solo desde la madurez se es capaz de desarrollar productivamente la propia capacidad de generar amor y de asumir que ser amado implica el esfuerzo previo de amar. La persona madura cuando se vuelve humilde y entiende que unicamente desde la humildad se puede amar. Amar implica ver en la otra persona la belleza de su vida y de todo lo vivo que han en ella y percibir esa vida como tanto o más bella que la propia. La humildad son los ojos que nos permiten ver lo bello de los demas. Sin humildad somos ciegos y estériles a la hora de que el amor pueda nacer en nuestro interior.

El amor te hace evolucionar y mejorar como persona al potenciar tu humildad ante la vision de belleza que el amor te proporciona de la persona amada. Esta necesidad de mejora responde a la propia voluntad de alcanzar la belleza y vitalidad interior percibida en la persona amada.


ELEMENTOS DEL AMOR: CUIDADO, RESPONSABILIDAD, RESPETO Y CONOCIMIENTO


Además del elemento de dar, el carácter activo del amor se vuelve evidente en el hecho de que implica ciertos elementos activos básicos, comunes a todas las formas del amor. Esos elementos son: cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento.

El amor es la preocupación activa por la vida y el crecimiento de lo que amamos. Cuando falta tal preocupación activa, no hay amor. Esta preocupación implica la responsabilidad de responder ante las necesidades del otro ser humano. La persona que ama, responde voluntariamente.

Pero la preocupación por la persona amada no debe jamás atravesar la barrera del respeto, de respetar a la otra persona como es, de respetar su libertad y tener conciencia de su individualidad única. Respetar significa preo­cuparse y esforzarse por la felicidad de la persona amada, por su crecimiento, por que se desarrolle tal como es y llegue a cumplir sus sueños. Y para ello hay que tener fe en la otra persona, hay que estar seguro de la confianza e inmutabilidad de sus actitudes fundamentales, de la esencia de su personalidad y de su amor.

Si no confiamos en el amor del ser amado, si tememos no ser amados, el temor real, aunque habitualmente inconsciente, es el de amar, es el temor de no ser capaz de generar amor en la persona amada, es el temor de tener que aceptar la propia incapacidad de comprometerse sin garantías, de entregarse totalmente con la esperanza de producir amor en la persona amada. El amor es un acto de fe y generosidad y quien tenga poca fe y generosidad, también tiene poco amor.

Pero respetar a una persona sin conocerla, no es posible. Solo si conozco a la otra persona profundamente puedo llegar a saber las causas de sus preocupaciones sin que me lo diga y ayudarla en lo que necesita. Tengo que ser sensible a la otra persona, tengo que concentrar mi energía en conocer a la otra persona objetivamente para poder ver su realidad y así llegar a ser consciente de sus necesidades. Quien tiene poca capacidad de concentración, no es capaz de amar.

Pero el conocimiento tiene otra relación, más fundamental, con el problema del amor. Amar responde también a la necesidad del hombre de conocer el «secreto del hombre». El amor es la penetración activa en la otra persona, en la que la unión satisface mi deseo de conocer. En el acto de fusión, te conozco y ello me permite conocerme a mí mismo. La única forma de alcanzar el conocimiento total consiste en el acto de amar porque solo se puede descubrir la esencia humana mirando en el interior del projimo, ya que la propia exploracion del interior de uno mismo esta condicionada por la subjetividad.


TIPOS DE AMOR


AMOR FRATERNAL

La clase más fundamental de amor, básica en todos los tipos de amor, es el amor fraternal. Por él se entiende el sentido de responsabilidad, cuidado, respeto y conocimiento con respecto a cualquier otro ser humano, el deseo de promover su vida. Si he desarrollado la capacidad de amar, no puedo dejar de amar a mis hermanos. En el amor fraternal se realiza la experiencia de unión con todos los hombres, de solidaridad humana, de reparación humana.

El amor fraternal se basa en la experiencia de que todos somos uno. Las diferencias en talento, inteligencia, conocimiento, son despreciables en comparación con la identidad de la esencia humana común a todos los hombres. Si percibo en otra persona nada más que lo superficial, percibo principalmente las diferencias, lo que nos separa. Si penetro hasta el núcleo, percibo nuestra identidad, el hecho de nuestra humanidad, la belleza de la vida que hay en cada uno de nosotros. El amor fraterno consiste en amar la vida que hay en la otra persona, en amar a todos los seres humanos.


EL AMOR EROTICO


El amor erótico es el anhelo de fusión completa, de unión con una única otra persona. Pero amar no es "enamorarse",. Enamorarse es algo fisiológico mientras que amar es espiritual. El efecto de enamorarse puede esfumarse víctima de la rutina cuando llegamos a conocer completamente a la otra persona y ya no hay nada nuevo que descubrir.

Si la experiencia de la otra persona fuera más profunda, si se pudiera experimentar la infinitud de su personalidad, nunca nos resultaría tan familiar y el milagro de salvar las barreras podría renovarse a diario. El deseo sexual, que es lo que nos lleva a "enamorarnos" puede ser estimulado por la angustia de la soledad, por el deseo de conquistar o de ser conquistado, por la vanidad, tanto como por el amor.

Parecería que cualquier emoción intensa, el amor entre otras, puede estimular y fundirse con el deseo sexual. Con facilidad se incurre en el error de creer que se ama cuando se desea físicamente. Si el deseo de unión física no está estimulado por el amor, si el amor erótico no es a la vez amor fraterno, jamás conduce a la unión salvo en un sentido orgiástico y transitorio. La atracción sexual crea, por un momento, la ilusión de la unión, pero, sin amor, tal "unión" deja a los desconocidos tan separados como antes.

El amor erótico es exclusivo, pero ama en la otra persona a toda la humanidad, a todo lo que vive. Es exclusivo sólo en el sentido de que puedo fundirme plena e intensamente con una sola persona. Amar a alguien no es meramente un sentimiento poderoso, es voluntad.


EL AMOR A UNO MISMO
Si es una vir­tud amar al prójimo como a uno mismo, debe serlo también -y no un vicio- que me ame a mí mismo, puesto que también yo soy un ser humano.

El amor a uno mismo está inseparablemente ligado al amor a cualquier otro ser, en todo indi­viduo capaz de amar a los demás se encontrará una actitud de amor a sí mismo. Solo si te amas a ti mismo, entonces eres capaz de valorar el milagro de la vida, percibes la belleza de lo vivo y, en consecuencia, amas a todos los demás como a ti mismo, amas la vida que hay en los demás, amas el hombre o la totalidad de la raza humana.


CONCLUSION Y OPINION PERSONAL

Este libro es uno de los libros más bonitos e interesantes que he leído hasta ahora. Estoy totalmente de acuerdo con el autor que el amor es el único puente que lleva a los Seres Humanos a la felicidad. El amor es también un poder activo e inherente que tiene la capacidad de hacer feliz al resto de gente.

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